domingo, 10 de enero de 2010

UNA CONCIENCIA POLÍTICA EN LIBERTAD

Pensamos igual. Desde hace años, unos más, otros menos, venimos trabajando dentro del Polo Democrático Alternativo en la búsqueda de soluciones para los graves problemas que afectan al país. Consideramos, en primer término, que hay que crear una conciencia política en libertad. Colombia vive oprimida por los dogmas, por el miedo, por las ideas fijas, y ahora, por el pobre lenguaje de un discurso político degradado y de una publicidad vacía, que sólo le habla a quienes son incapaces de pensar y debatir. Es necesario crear una opinión pública que no se amilane ante el aparato del poder. Los problemas están dados, pero las soluciones sólo podrán comenzar a buscarse cuando los enfrentemos sin temor. En este momento, a la miseria generalizada, con todas sus secuelas, se le da un solo nombre, que cala en la conciencia colectiva como una condena. Entre nosotros todo es “terrorismo”. O, peor, “narcoterrorismo”. La falta de escuelas, de viviendas, de servicios públicos, de empleos, de créditos, de seguridad social, la agresiva militarización, inmersa en el territorio del Código Penal, la subasta de los recursos del Estado entre unas pocas corporaciones privilegiadas, la destrucción del medio ambiente, el atropello a la soberanía por quienes precisamente están encargados de defenderla, la venta al peor postor del trabajo de campesinos, obreros y pequeños industriales, la persecución de sindicalistas y sindicatos, de maestros y asociaciones, de desempleados, en una palabra, de la falta de todo, de absolutamente todo, tiene la culpa ese fantasma gris e indefinido que el gobierno llama “narcoterrorismo”. No hay trabajo porque hay que luchar contra el narcoterrorismo. Crecen los impuestos por culpa del narcoterrorismo. Se empobrecen las regiones porque hay narcoterrorismo. No se permite la libre asociación, porque detrás de ella se esconde el narcoterrorismo. Y es el gobierno el campeón de la justicia, y el presidente el Batman enmascarado que lucha contra la indignidad de un minúsculo grupo de colombianos perversos. Llevamos años oyendo y padeciendo ese mismo discurso. Y las cosas empeoran cada día. Para luchar contra el narcoterrorismo, el gobierno ha ampliado y diversificado su acción narcoterrorista. Y no sólo porque extender en esa forma absurda una noción específica, es terrorismo, sino porque el crimen organizado se ha apoderado de todo, y hoy comete crímenes que quedan impunes sacando a relucir su fácil caballito de batalla: el narcoterrorismo. Digamos, entonces, de una vez y con claridad, lo que queremos decir: el actual gobierno de Colombia es el terrorista y, todavía peor, el narcoterrorista que el actual gobierno de Colombia busca por todos los rincones. ¿Por qué no lo encuentra? Tal vez porque los colombianos nos hemos adocenado, porque no hablamos ni debatimos, porque aceptamos argumentos de autoridad sin ningún examen crítico, en una palabra, porque nos hemos dejado dominar por la apatía y por el miedo.

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